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miércoles, 12 de agosto de 2015

HOJA ESCRITA: NO HAY QUE TENER MIEDO A LA PAZ.


HOJA ESCRITA.
NO HAY QUE TENER MIEDO A LA PAZ.

Desde las instituciones educativas se puede y debe construir la paz, no hay que temerle a la PAZ INSTITUCIONAL , que es el equivalente a un buen clima escolar para el ejercicio de los DD:HH y  de las LIBERTADES con conciencia individual y social.

La guerra o el conflicto bélico es un invento de las mentes perversas que a nombre de la patria, de la raza, del modelo económico se han creado unas minorías para someter a la gente buena, casi siempre indiferentes, y para lo cual adiestran  a las “masas”, a las multitudes a una serie de creencias políticas, ideológicas, filosóficas, religiosas o racistas que los alienan y dominan. Los regímenes autoritarios, - escuelas domesticadores- han sido excelentes adiestradores, pero nunca han educado para la PAZ, la LIBERTAD y LA JUSTICIA SOCIAL.

Así como la guerra es un invento de las almas perversas, LA PAZ, de igual forma debe ser un invento de las almas nobles. Pero no caben los buenos indiferentes o carentes de valor civil.

La indiferencia no debe llevarnos al extremo que nada nos importe: la violación de los derechos de los niños en las escuelas como el derecho de expresión,(la libre comunicación de los pensamientos y las opiniones es uno de los derechos más preciados por el hombre y quien los coarta, en especial a un niño o joven estudiante es un canalla); la indiferencia no puede llevarnos a ser insolidario con el colega, el vecino, el transeúnte; la libertad de conciencia ante la libertad hace posible valorar lo moral de lo inmoral; el libre desarrollo de la personalidad debe ser motivada y no coartada. No podemos ser indiferentes ante la corrupción o violencia física, gestual de ningún tipo, venga de donde provenga y menos  si se da en las instituciones educativas que han de ser habitas para la orientación, la información, la formación y la educación.

No podemos ser llevados al extremo de que seamos indiferentes, o cómplices silenciosos, del no cumplimiento de la legalidad que deben regular los actos administrativos de las instituciones escolares porque este tipo de indiferencia aprendido en las escuelas llegará al extremo de la aceptación del uso del exceso de fuerza para controlar las rebeldías o protestas sociales y se empleen   armas ,físicas, paralizantes por parte de agentes de policías  o palabras educastradoras  por parte de “docentes”  para “controlar indiscriminadamente a víctimas inocentes. Estas armas pueden ser mucho más letales que el de las nucleares.

“Los jóvenes necesitan comprender el valor de su libertad y la de sus vecinos, deben entender cuán inmensa es su capacidad de transformar el curso de las cosas, deben aceptar, aunque les cueste, que son responsables por el ejercicio de cualquier derecho o prerrogativa que les haya sido concedida y que en el ejercicio de esa libertad, pueden cambiar el mundo para bien o para mal. Encontrar un equilibrio entre educación y libertad es quizá uno de los más antiguos dilemas de la enseñanza, es la tensión entre el adiestramiento y la ilustración, entre la memoria y la imaginación” Oscar Arias ex presidente de Costa Rica. Premio Nobel de Paz.

 “Una educación para la paz solo puede ser una educación para la libertad, una educación creativa en el más amplio sentido de la palabra. Los regímenes totalitarios han sido siempre excelentes adiestradores, pero nunca han educado para la paz. En un mundo en el que las generaciones más jóvenes dominan herramientas que nosotros ni siquiera alcanzamos a comprender, donde se produce más conocimiento en cinco años que en toda la historia de la humanidad y donde un reproductor de música de 10 centímetros contiene tecnología más compleja que la que puso al hombre en la luna, nuestros estudiantes necesitan dirección más que información, discernimiento más que adiestramiento, necesitan comprender su capacidad de transformación y ejercerla.  No hay que tenerle miedo a la libertad, a ese galope creativo que destruye a su paso los dogmas y los prejuicios, no hay que tenerle miedo, aunque demuela las paredes del pensamiento antiguo y revuelva el polvo de las tradiciones que han permanecido intocables durante siglos. Un mundo mejor no está escondido en los archivos, no está en el acervo de costumbres que en el pasado nos han llevado una y otra vez al borde del abismo. Un mundo mejor vendrá de la imaginación, vendrá del germen sempervirente del ingenio humano”. Ibíd.

“Un tema que me resta por mencionar es la imperiosa necesidad de enseñar en nuestros currículos la importancia de la democracia. Antes que colombianos o panameños, que japoneses o indios, que sudafricanos o congoleses, que alemanes o ingleses, nuestros estudiantes deben ser ciudadanos. Si hemos de forjar estudiantes ciudadanos, si hemos de crear una verdadera conciencia política en nuestra sociedad, hay que empezar por construir una cultura de democracia y pedagogía. Hay que empezar por enseñarles a nuestros jóvenes el valor de la negociación, que no es otra cosa más que el camino de la democracia… Siempre he creído que la inmensa mayoría de los conflictos que vive la humanidad pueden y deben ser resueltos mediante la negociación y la diplomacia, y que el uso de la fuerza debe ser el último recurso”. Ibídem.

“Si las universidades, las escuelas y los colegios fallan en transmitir la elemental preocupación por la paz, la educación fracasa como instrumento de cambio, como vía para sanar los dolores de la humanidad.  Educar para la paz y con la paz, quiere decir además construir en las aulas el mundo que queremos ver en las calles”. Oscar Arias ex presidente de Costa Rica. Premio Nobel de Paz.

Educar para y con la PAZ, es superar la indiferencia, es reconocer y aplicar los Derechos Humanos, es educar en la LIBERTAD, es crear cultura de la Legalidad, es educar en la pedagogía de la concientización y negociación como fundamentos de la democracia.

Para que las escuelas sean visibles y alcancen los logros de desarrollar estas competencias ciudadanas es necesario:
1.       Crear ambientes escolares donde se haga posible el ejercicio de habilidades cognitivas, emocionales, y comunicativas que articuladas entres sí, hagan posible  que el ciudadano actué de manera constructiva en la sociedad democrática.   (MEN estándares básicos de educación ciudadana).
2.       Que los docentes superen la condición de ser “meros docentes” o empleados públicos o asalariados y den el salto dialéctico en construirse y actuar como maestros o educadores con sentido y amor de patria y por tanto en agentes de transformación  social.

3.       Bien se sabe que “la  educación  por sí misma no puede cambiar a la sociedad, pero que no hay cambios sociales efectivos sino se implica a la educación en ellos. Por ello, buena parte de lo que ocurra en el futuro del país depende de lo que hagamos o no los educadores”. Pérez, Pérez. Teodoro. El Poder Transformador de los Educadores.

4.       Las escuelas deben ejercitar la democracia, que más que una forma de gobierno, sea en un estilo de vida donde reine el respeto a la ley, a las libertades, a la igualdad y a la fraternidad.

5.       Los gobiernos escolares y los comités de convivencia son unas fortalezas para el ejercicio proactivo del manejo de lo público desde la ciudadanía escolar. Reiteramos los gobiernos Escolares son para construir en las aulas lo que queremos que se encuentre en las calles y en las oficinas pública: Respeto, moral y ética de y por lo público.

6.       El Estado (Secretarías de Educación y órganos de Control) deben ejercer de manera pedagógica y  permanente la INSPECCIÖN Y VIGILANCIA sobre el funcionamiento real de la democracia escolar, el respeto a los derechos humanos y a la legalidad.

7.       Las direcciones escolares deben procurar y empeñarse en procurar y ser gestores de un buen clima laboral escolar de calidad que se caracterice por: “1. Liderazgo democrático de los directivos. 2. Corresponsabilidad de todos los agentes educativos institucionales en la generación de dicho clima escolar de calidad. 3. La comunicación efectiva y dialógica dentro de la institución, expandiendo la capacidad de escucha de los directivos y docentes. 4. Las relaciones respetuosas, acogedoras y cálidas dentro del aula. 5 las relaciones respetuosas entre los miembros de la institución en los espacios escolares. 6. La búsqueda colectiva por la excelencia educativa. 7. Los directivos y docentes asumen la institución  como un centro de investigación pedagógica y mejora de las prácticas educativas” Pérez, Pérez. Teodoro. El Poder Transformador de los Educadores.

8.       En los actos humanos de todos los directivos y docentes debe haber congruencia entre el decir y el hacer en procura de alcanzar los niveles de convivencia de calidad.

Veamos este cuento pedagógico: un policía dice “señora le mande a bajar mientras usted se encontraba tocando la bocina fuertemente, queriendo pasarle por encima  al automóvil del frente, maldiciendo,  improperios,  y diciendo palabras soeces. Mientras la observaba  me percaté  que de su espejo retrovisor cuelga un rosario, su carro tiene en su bomper un stiker que dice “ qué haría Jesús en mi lugar?” y otro con “sígueme el domingo a misa”; además en el vidrio trasero  tiene un letrero de lado a lado que dice: “ Jesús es mi copiloto”, y finalmente vi el emblema del pez. Como es de esperarse y haciendo una valoración sencilla, supuse que usted se había robado el carro”. Jaime Leal.

Amigos docentes la escuela muy a pesar de nadar contra la corriente en una sociedad liquida, inestable donde impera la doble moral, puede aún, transformar la cultura dominante basada en las relaciones para el control, la sumisión y la apropiación de los bienes y servicios para el bienestar particular y luchar por la cooperación, la confianza, la aceptación mutua y el respeto. Ese es nuestro reto dejar de ser meros Docentes asalariados  y  pasar a ser Maestros o Educadores legitimados por nuestro compromiso social con nuestro pueblo.

Atentamente: Hernando enrique Mulett Rodriguez.
Correo: hermuro@hotmail.com.  Celular # 3008463597.


 “LO PEOR QUE HACEN LOS MALOS ES OBLIGARNOS A DUDAR DE LOS BUENOS.” Jacinto Benavente. Dramaturgo español.